Si bien la semana pasada se legalizó el uso del cannabis medicinal, todavía sigue estando fuera de la ley el autocultivo, paso fundamental para que padres y pacientes con distintas patologías puedan procurarse su propia medicina dentro de un marco legal.
por Natalia Prieto
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“Estamos contentas, es un paso y un reconocimiento a todo el trabajo realizado. Pero tenemos que seguir trabajando para conseguir la legalización del autocultivo, porque a no todos los chicos les sirve el mismo aceite”, consideró Marcela, una de las integrantes de la delegación Mar del Plata de “Mamá Cultiva”, un día después de la legalización del uso medicinal de la marihuana.
Si bien el miércoles pasado el Senado Nacional convirtió, por unanimidad y sin debate, la legalización del uso medicinal del cannabis (la media sanción en la Cámara de Diputados se había conseguido durante la última sesión del año pasado, en noviembre), no se incluyó el permiso para el autocultivo.
Y, precisamente, eso es lo que buscan las integrantes de “Mamá Cultiva”, colectivo que tiene como objetivo enseñar a cultivar de manera solidaria y fabricar la medicina para sus hijos con distintas patologías. Justamente, por eso, no todas las clases de aceites les sirven.
Pero ellas, al cultivar las plantas de las que se generará el aceite, están infringiendo la ley (las penalidades van entre 4 y 15 años de prisión) y hasta algunas tienen temor de ser víctimas del robo de las mismas por parte de los llamados “cogolleros”. A pesar de los avances de los últimos días, existe un vacío legal y agujeros negros relacionados con el autocultivo.
Realidades
Marcela es madre de Evelyn, que tiene 23 años y sufre de encefalopatía mioclónica no evolutiva con epilepsia deprimida grave, con retraso severo, y las drogas recetadas por los médicos le producen efectos colaterales que pueden ser paliados utilizando aceite de cannabis.
Gracias al mismo, la joven “puede dormir y, por ende, dormimos todos”, describió la mujer a LA CAPITAL. Incluso, hasta le cambiaron las facciones faciales de noviembre a esta parte, ganando espacio la sonrisa al ceño fruncido, y “por primera vez en su vida se eligió ella un par de zapatillas”, contó.
El caso de Marcela es parecido al de muchas otras madres, con vástagos de todas las edades, que con enfermedades similares se enfrentaron a la misma situación: las dosis de la medicación recetada iba en aumento pero los chicos no estaban mejor. Al contrario, se les potenciaban los síntomas y además padecían insomnio; episodios de violencia contra ellos mismos y los demás; desconexión total; generación extrema de mocos que terminaban en neumonía, entre otros.
Así fue que, por separado, comenzaron a investigar sobre el uso del aceite de cannabis cuando en la mayoría de los casos ni habían olido la “plantita”. Pero empezaron a indagar, a interiorizarse, se relacionaron con cultivadores y así consiguieron las medicinas para sus hijos: el aceite.
Si bien el mismo se puede importar desde Estados Unidos, en algunos casos no tienen el dinero para hacerlo, pero también advierten que no cualquier aceite les da resultado. En cambio, los cultivadores saben qué semilla ayuda a cada enfermedad. Así es que en la ciudad se reúnen en la Agrupación Marplatense de Cannabicultores (Italia 801) todos los lunes, de 17 a 19. También tienen una página en Facebook.
Casos
Pero no todos los interesados en el tema van por sus hijos. Tal el caso de Tamara, que llegó a la entidad el jueves pasado en busca de ayuda. “A mí me cambió la vida -contó a LA CAPITAL-. No podía caminar de los dolores que tenía, no podía ni mover las manos”.
La mujer sufre de cáncer de mama desde hace 3 años y después de la operación debió pasar por el tratamiento de quimioterapia, además de ingerir una larga lista de fármacos.
Pero los efectos colaterales eran devastadores. “No podía levantarme de la cama, me dolía todo, tenía náuseas y me sentía pésimo”, señaló.
Así fue que empezó a investigar, a informarse y “llegué hasta el aceite cannábico y me cambió la vida. No quiero volver a sentirme mal y acá encontré la solución”, dijo la mujer que se acercó hasta el local de la Agrupación Marplatense de Cannabicultores en busca de información y aceite.
“Yo era anti marihuana -confesó-, nunca en la vida había probado ni se me había ocurrido, pero me cambió, me ayudó”.
Luis tiene 20 años y sufre una patología compleja que le provoca “crisis que le paralizan la mitad del cuerpo y otras son generalizadas, tiene varias al día y duran horas”, pero desde que empezó con el aceite “está mejor, porque son más esporádicas”, contó su madre, Carolina.
Además, la medicación recetada le genera conductas “agresivas y le afecta la parte intelectual, quedaba muy dormido, son medicaciones muy fuertes”.
“Empezás por lo neurológico -añadió- y eso desencadena una serie de alteraciones que termina con medicaciones psiquiátricas”.
Desde que se contactó con “Mamá Cultiva” y probó el aceite en su hijo, Carolina aseguró que “las crisis no desaparecieron, pero duran menos. El está mucho más lúcido y conectado, más rápido. Incluso cambió muchísimo su actitud”.
Futuro
Verónica es madre de Thiago, de 8 años, que nació con epilepsia mioclónica y usa el aceite canábico desde mayo pasado. “No evita las crisis de epilepsia, pero las retrasa, es decir que se dan más espaciadas y quizás con menos intensidad. Incluso toma menos medicación y puede correr”, reseñó la mujer.
Diego tiene 33 años y padece el “Síndorme Lenox Gasteau”, epilepsia y retraso madurativo. “Se ponía muy violento”, señaló Mabel, su madre, que empezó a investigar sobre el tema cuando meses atrás se enteró de que en la localidad bonaerense de General Lamadrid promovían el cultivo de la marihuana con fines medicinales.
Carolina es una de las cultivadoras que ayuda a “Mamá Cultiva” y bregó por “la legalización del autocultivo. La ley es buena, hay un reconocimiento, pero es necesaria la regulación del autocultivo porque hoy el Estado no puede proveerles la medicina y no lo podrá hacer en mucho tiempo”.
Además, detalló que “no todos los aceites son los apropiados para los problemas de cada uno. Hay muchos tipos de aceite y hasta que dan con el indicado, se hace prueba y error. En cambio, con el autocultivo la madre ya sabe qué tipo de cepa ayuda a su hijo”.
Así las cosas, Marcela resaltó la sanción de la ley del cannbis medicinal pero destacó la importancia de lograr la legalización del “autocultivo, porque no todas las cepas sirven para todos. Tenemos que seguir luchando para que salga, hay que seguir trabajando”.
El clima en la sede de la Agrupación Marplatense de Cannbicultores es de alegría y celebración, aunque saben que deben redoblar el trabajo para conseguir la legalización del autocultivo. Y ya se preparan para la Marcha Mundial de la Marihuana que se realizará el sábado 7 de mayo en la plaza San Martín.
Incluso, antes de la sanción de la ley “habían aumentado las consultas y hasta hay lista de espera para el aceite. Ya a nadie le importa si es legal o no, porque ayuda en las diferentes patologías”, señaló Marcela.